miércoles, 18 de febrero de 2009

Popurrí II (Día 7, 8 y 9)

Hace casi dos semanas que volví a Buenos Aires y todavía no terminé de contar mi viaje a Montevideo. Desde que llegue estuve ocupada en otras cosas y con pocas ganas de escribir sobre esos últimos momentos maravillosos. Quiero cerrar este viaje para poder comenzar el próximo, que si todo sale bien, comienza mañana a la noche. Cosquín me espera.

En sí me voy a abocar más que nada al día sábado, día 8 de mi travesía, ya que el viernes fue prácticamente de compras y el domingo, lo pasé con parientes y a la tarde emprendí viaje para estos pagos.

Viernes (día 7): Como dije anteriormente me la pasé de compras, recorriendo negocios para ver que souvenir más o menos original/autóctono podía traer a los mios. Recorrí varios lugares, como la feria de artesanos que está en la Plaza Matriz y en la peatonal Sarandí. Luego fui al Mercado de Artesanos. Compré algunas cositas, mire mucho, pero no hay mucha variedad. Es como ir a Mar del Plata, están los mismo "recuerdos", aunque por suerte no hay de esas chucherias con caracoles. Si hubiera sido así, me suicidaba al mejor estilo Alfonsina Storni por las aguas Uruguayas.
El Mercado de Artesanos en un graaaan local donde se encuentran en una especie de feria, varios stand donde hay artesanías en cuero, madera, plata, etc.
A una cuadra del Mercado de Artesanos se encuentra el Museo Pedagógico. Un museo en el cual se cuenta la historia de la educación en Uruguay. Desde quien creó la primera escuela, que justamente es ese edificio y cómo fue evolucionando con el tiempo. Es muy interesante y muy fuerte ver los castigos que se utilizaban tiempo atrás.

Sábado (Día 8): Día largo, el día más largo de todos sin dudas, llena de experiencias y de cultura popular, muy popular. Comenzó a la mañana tempranito, yendo a hacer las últimas compras, despidiéndome del mar, visitando nuevamente los lugares que más me gustaron y que quiero recordar por siempre. Rambla, Catedral, Plaza Matriz, Cabildo. Luego, almorcé el último chivito. Lo disfruté como ningún otro, lo saboree y traté de descubrir los sabores de cada ingrediente por separado. Mientras, escuchaba canciones que interpretaban un grupo de chicos sobre una tarima que estaba cercana.
Volví al hotel aproximadamente a las 3 de la tarde, ducha y viaje directo a lo de mis parientes. De allí, directo al Estadio Centenario, jugaban Nacional contra "losotros", (nunca supe cual era el equipo rival), la cuestión es que si ganabamos nosotros y ganaba Peñarol, nosotros (Nacional) salía campeón. Pero no, Peñarol empató y aunque nosotros ganamos, no pudimos tener la copa en esa momento. La verdad, el Estadio Centenario me pareció chico, uno tiene la mala costumbre de querer compararlo con lo que es El Monumental y la verdad, son dos cosas totalmente diferentes. Sin embargo, el público tiene la misma pasión futbolera que los argentinos.
Apenas terminado el partido, fuimos directo a la casa de mis parientes a hacer un pequeño break. El calor de ese sábado fue infernal, además estuvimos bajo el sol toda la tarde, así que apenas llegamos la gaseosa fue lo que nos alivio a todos. Cuando ya estuvimos un poco aliviados del calor, volvimos a partir, pero al tablado. El tablado es un escenario al aire libre donde por las noches las diferentes murgas y comparsas muestran sus shows. Las actuaciones tienen de todo, desde canto y baile, hasta actuación y crítica a la sociedad. Cada uno de los espectaculos tiene un gran contenido de actualidad, politica, historía. Tiene como función hacer reflexionar al público sobre qué es lo que se quiere del pueblo, del gobierno, de lo que los rodea. Esa noche, una de las murgas "La Milonga Nacional" hizo una parodía sobre Tinelli, llamandolo el domador de neuronas. Sin dudas fue una de las mejores de la noche. Puedo asegurar que aplaudir de pie, fue lo maximo que pude hacer, sin embargo, me quedé corta. Mi día terminó cerca de las 2 de la mañana.

Domingo (Día 9): Hice muy poco ese día. Me levanté, armé la valija y me fui a los de mis parientes, pasé el mediodía ahí y alrededor de las 16 horas emprendí mi vuelta. Solo puedo decir que el recorrido en micro desde Montevideo a Colonia me mostró los lindos campos que poseen los charrúas. A las 22 horas pisé suelo argentino otra vez.

Reflexión de esos 9 días hermosos: Montevideo es una ciudad pequeña, que tiene todo lo que a uno se le ocurre a solo unos pasos de distancia. Es una lástima que dependa tanto de la Argentina. Casi toda la prensa y la televisión es importada de acá. Los productos también. La gente es única, servicial, respetuosa, educada. Tienen cultura por todos lados, desbordan cultura. Sin dudas, es un país que me gustaría seguir conociendo, recorrer cada rincón va a ser mi meta.

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